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Cuánto vale para ti dejar algo por hacer algo que deseas por otra cosa igual o de mayor importancia, según la perspectiva de cada quien; así es como se define un sacrificio.
En el tiempo que llevo entrenando y participando en eventos deportivos, te topas muchas veces con la palabra y la acción del sacrificio. Con la comida, la familia, los amigos, el tiempo con uno mismo siempre todo coordinado y basado en tus tiempos de entrenamientos y competencias, que si hoy me tocan 2 horas, que si tengo que compensar lo de la semana, que porque tengo que trabajar más mi eslabón débil y así podemos enumerar muchos, pero muchos ejemplos de cómo basamos nuestras actividades diarias en torno a un entreno o un evento importante, y es que todos lo son. Pero qué pasa si es al revés, si en un punto de tu vida hay algo que surge y que va cobrando cada vez más fuerza con el pasar de los días, de las semanas y de los meses y ese evento en ese preciso momento llena todo en tu vida y empiezas a tornar tus actividades diarias en base a dicho suceso, incluso tu entreno.
De la misma manera que enfocamos nuestras energías y nos mentalizamos para alcanzar una meta, llámese un maratón, un medio maratón, un triatlón, vaya lo que sea objetivo de tu entreno; igual hay que saber hacer un giro de 360º y más si ese acontecimiento requiere de la mayor de nuestra atención y capacidad, porque de igual manera que una carrera o competencia es un proyecto de VIDA.
Así pues en estos momentos me veo en la necesidad de “sacrificar” el deporte, pero se y estoy completamente seguro que como bien dice: “Valdrá la pena el sacrificio, MI SACRIFICIO”…
