4.13.2016

Frenos de disco... Realmente necesarios???

En la pasada edición de la Paris-Roubaix se dio un desafortunado accidente que según su protagonista y otros ciclistas, ahora, comparten y externan su preocupación por este nuevo aditamento a las bicicletas de ruta, el freno de disco.

Según ya se ha visto y leído este aditamento es una autentica navaja que corta y perfora la piel y que es catalogado como extremadamente peligroso ya que puede dañar una zona vital del corredor y producir una desgracia que, a mi parecer es completamente evitable y no es un aditamento indispensable que mejore o haga una diferencia entre este nuevo freno y las zapatas “antiguas”.

Después de haber leído la carta de Ventoso y varios comentarios de otros ciclistas como el de “Purito” en su Twister, solo queda esperar que realmente se prohíba este accesorio o que se proteja, esto es solo con la idea de proteger la integridad física que ya bastante vulnerable se encuentra con todo los riesgos implícitos de este deporte en si y con el ya controvertido tema de las motos y su cantidad.

De igual manera y pensando en voz alta, pienso porque si los ciclistas y equipos conociendo el riesgo que el uso del disco acareara lo ponen en las bicicletas? Solo por vender? Por favor, hay muchas cosas mas que se le pueden vender a los ciclistas amateurs o “de fin de semana” que estos “nuevos frenos”. Acaso en una “carrerita” de fin de semana de tu club puedes estar exento a este percance y mas aun, no se cuenta con asistenta medica en el momento o de un medio para asistir a los ciclistas en un accidente.

Ahora entonces empezaremos a leer en las noticias, además de a los que atropellan, a los que se cortan con los discos?

Aquí les dejo la pregunta y la carta de Ventoso, espero y ojala se haga conciencia y no pongámonos mas en riesgo del que ya estamos…

Carta abierta. Fran Ventoso.
Sobre los frenos de disco
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“Llevo trece años en el ciclismo profesional y otros tantos en categorías inferiores. Sí, veintiséis años sobre la bici, cada día entrenando y disfrutando de lo que más me gusta, de mi pasión. Desde los seis años he competido, lo sigo haciendo y disfruto mucho. Contento de haber hecho de mi vocación mi profesión.

Como cualquier deporte, el ciclismo ha ido evolucionando en muchos aspectos técnicos… y en otros, no tanto.

En todos estos años he visto mejoras en el material: primero, el acero; después, el aluminio; y más tarde, el carbono. Este último llegó para quedarse, gracias a sus características técnicas de rigidez y ligereza. También he visto cómo se ha pasado de los rástrales a los pedales automáticos, mucho más cómodos, efectivos y seguros. De las chichoneras hemos pasado a cascos cada vez más ligeros, con diseños espectaculares y, además, con todas las garantías de seguridad.

También he visto un avance muy importante en los desarrollos. Mi primera bici tenía un plato y tres piñones; ahora ya vamos por dos platos, incluso tres, y once piñones… y seguro que no se acaba aquí. Todo ello, con un sistema de ensayo y error, nada fácil. Me acuerdo de las primeras roturas de cadena cuando se pasó a los diez piñones: algo así como eslabones que se abrían, por materiales que no eran del todo fiables (aún ocurre). Podemos hablar también de la revolución que ha supuesto el cambio electrónico. Al principio a todos nos sorprendió y lo juzgábamos (no es necesario, puede fallar, las baterías, mi bici enchufada a la red...). Ahora, no nos imaginamos la bici sin ello.
Hace un par de años se empezaron a ver las primeras bicis con frenos de disco en ciclocross, y se rumoreaba qué cabía la posibilidad que se empezaran a probar en competiciones de Ciclismo en Carretera.

Quiero decir, antes de nada, que soy el primero en recomendar los frenos de disco, bien sea para ciclocross o para un ciclo deportista que sale con sus amigos a disfrutar de nuestro deporte.

Pero en competición profesional… ¿de verdad alguien pensaba que no iba a suceder? ¿De verdad nadie pensó que son peligrosos? ¿Que cortan, que son auténticas cuchillas gigantes?

En la pasada París-Roubaix, solo dos equipos los utilizaron. Dos equipos con ocho ciclistas respectivamente. En total, dieciséis ciclistas que trasportaban treinta y dos discos en el pelotón. Pues bien: en un tramo de pavé, en el km 130 concretamente, se produce una montonera y el correspondiente frenazo, que me hace impactar por detrás al corredor que tengo delante, que intentaba librar la caída. No llego a caer -solo mi pierna toca su parte trasera de la bici- y continúo. Al poco de reanudar la marcha, me miro la pierna: no me duele, no hay demasiada sangre, pero observo que parte del periostio está al descubierto. Veo la funda que recubre mi tibia. Me aparto a la derecha, me tiro en el césped, echo mis manos a la cara, empiezo a marearme... Espero a mi coche de equipo y a la ambulancia, mientras me pasan muchas cosas por la cabeza.
¿Mala suerte? ¿Me ha tocado a mí? No lo creo: a los pocos kilómetros se confirma lo que pienso.

Quince kilómetros más adelante entra en la ambulancia Nikolas Maes, del equipo Etixx. Tiene un tajo profundo en una de sus rodillas, producido por un disco, uno de esos treinta y dos. La pregunta es inmediata: qué sucederá cuando haya 396 discos en una carrera donde los 198 ciclistas peleamos por la posición y las caídas son inevitables?
Los discos NUNCA deberían haber llegado al pelotón profesional, al menos como los conocemos hasta este momento. Al menos hasta que cuenten con sistemas de protección y seguridad que no los conviertan en auténticos cuchillos instalados en las bicis.
Sin embargo, hay problemas para cambiar las ruedas después de un pinchazo; problemas para los coches neutros en caso de que sea un momento en que tu coche de equipo no te puede asistir… y lo más importante: son cuchillas, que a ciertas velocidades se convierten en auténticos machetes. Hay carreras en las que alcanzamos velocidades máximas de 80, 90 e incluso 100 kilómetros por hora.

Yo he tenido suerte: es solo la pierna, solo músculo y piel. ¿Os imagináis un disco en una yugular, en una femoral? No: mejor no imaginar.

Y todo esto sucede porque la Asociación de Corredores Internacional (CPA), asociaciones de corredores nacionales, federaciones nacionales e internacionales, equipos y, sobre todo, NOSOTROS, LOS CICLISTAS PROFESIONALES, no hemos hecho nada. Pero ahora toca actuar y poner sentido común a lo que es una evidencia. Siempre pensamos que mientras no nos pase a nosotros no es un problema. Esperamos a que ocurran cosas para tomar medidas. Antes o después nos puede tocar a cualquiera: son probabilidades, todos tenemos las mismas. Los profesionales debemos ver más lejos de nuestro propio ombligo, y utilizo esta expresión para que quede claro. Otros nos dicen lo que tenemos que hacer, pero no podemos olvidar que NOSOTROS DEBEMOS Y TENEMOS LA DECISIÓN DE ELEGIR.

Los discos cortan. Ha sido la mía, pero puede ser la de cualquiera.”


Después de esta carta esta el Twister y referencia de “Purito”

“Lo triste de esto es que seguro que no va mal el freno de disco, pero por qué no lo protegen??? Animo @franventoso”.

Cabe señalar que Ventoso fue intervenido el lunes para suturar y drenar la herida y posteriormente coserla. “Era tan profunda que hasta se veía la tibia”, explica el director Chente García Acosta.

“Para mí este dato es muy relevante e implica un gran peligro, pues mientras unos frenarán más y antes, otros no; el que vaya detrás no sabrá cómo reaccionará el que está delante cuando le toque frenar”. “Debería unificarse el empleo de este sistema de frenos”. Explica Rubiera.

Nota: Me reservare el poner en esta publicación las fotos de la herida de ventoso, ya que me parecen impactantes. Si las quieren ver están en las redes sociales.

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